Había una flor.
Nadie la vio.
En medio del combate en el campo de batalla,
Percibí su perfume.
A ellas no les importa,
Nunca les importan los desafíos de los hombres.
Simplemente son lo que son,
Hermosas.
Ellos caminaban a su lado sin ver,
Ocupados, sombríos, automáticos.
En un ahora atemporal las agujas se detuvieron.
Mientras el mundo inmóvil esperaba,
Aquella flor y yo nos reconocimos.
Ninguno se dio cuenta,
Y a pesar de todo,
Ambos existíamos y latíamos de Vida.
¿Cuántas flores aún no se han percibido?
¿Cuántos relojes apresaron tu espontaneidad?
¿Cuántos guerreros, sin perder de vista el combate del momento, hacen la pausa y pueden también, disfrutar de un momento?
No importa,
Sé que bajo capas y capas de conceptos,
Tras montones de estructuras,
Tu sensibilidad continúa respirando.
Esa parte de ti comprenderá.
Huenupán
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