domingo, 27 de diciembre de 2009

Instante



Entonces, en el furor de la batalla,
En pleno combate a muerte con la vida,
El Guerrero comprende que no hay odio en su corazón,
Y que ni siquiera la guerra es real.
Son meras ilusiones.
El escenario en el que está
Tan solo refleja su estado interior
Sus miedos, sus dudas, sus certezas.
Debe pelear, eso dicta el guión,
Sin él en el centro, la obra pierde sentido.
Y sin embargo,
Siempre existe un momento de quietud
En el cual el pecho se abre
Volviéndolo conciente.
Deja entonces el disfraz, recupera su poder,
Y Ríe.
Por un instante había olvidado que fingía,
Y creyó que era cierto que mataba y que moría,
Pero ahora renace su sonrisa,
Despliega sus alas eternas
Y vuelve a ser Libre.
Aunque acepta que la escena debe continuar
Ya no duda.
Y en paz, completamente seguro de lo que es
Y de lo que puede ser,
Fluye entre personajes que, tal vez,
Aún no recuerden que solo es un juego.

Huenupán

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