Deja que suceda

Estamos aquí.

Recordando con una sonrisa los momentos dolorosos.

Cómo nos costó entender que éramos los únicos responsables de lo que pasaba en nuestra realidad.

Cuántas veces debimos chocarnos contra una pared para reaccionar.

Cómo echamos culpas y desde el miedo construimos una ilusión de la que se nos hizo difícil escapar.

Pero valió la pena.

Ahora estamos aquí, mirándonos,

Reconociendo la propia belleza en cada uno,

Identificándonos.

Estamos así, ya sin disfraces, haciendo realidad nuestros sueños.

Hemos despertado.

Al sacar la hipocresía de nuestro corazón, políticos con nuevos valores nos representaron.

Al dejar de destruir nuestro cuerpo, pudimos dejar de destruir el cuerpo de la Tierra.

Al entender que todos somos parte de algo mayor y que estamos conectados, dejamos de juzgar las diferencias.

Entendimos que cada uno cumple su función y que todos somos necesarios,

Ninguna capacidad es mejor que otra, descubrimos que poseíamos talento,

Un don especial que nadie podía hacer mejor.

Y en vez de atesorarlo creyendo que podíamos enriquecernos con ello,

Nos dimos cuenta que si lo compartíamos, nos enriquecíamos todos y mejorábamos en conjunto.

La alegría comenzó a inundar nuevamente los corazones,

Ver lo bueno se hizo un hábito.

La gente dejó de agredirse para amarse.

Ya no fue necesario amontonarse, ni competir,

Nos fuimos alejando prudentemente para permitirnos intimidad,

Y divertirnos.

Por fin se acabaron las competencias para encontrar al mejor de todos y comenzaron los festivales en donde todos eran los mejores.

No hubo más perdedores, ni ganadores,

Jugar era lo importante.

Ahora estamos aquí, recordando que no hace mucho,

Todavía ignorábamos nuestra naturaleza de dioses creadores,

E ignorábamos que todo lo que ocurría podía ser de otra manera,

Solo había que creerlo posible y dejar que suceda…

Quizás estés allí todavía… deja que suceda,

Aquí, te estamos esperando.

Huenupán